4 Nadie que se dedica a la milicia se enreda en los negocios de la vida,
si quiere complacer al que le ha alistado.
5 Y lo mismo el atleta; no recibe la corona si no ha competido según
el reglamento.
6 Y el labrador que trabaja es el primero que tiene derecho a percibir
los frutos.
7 Entiende lo que quiero decirte, pues el Señor te dará la inteligencia
de todo.
8 Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos,
descendiente de David, según mi Evangelio;
9 por él estoy sufriendo hasta llevar cadenas como un malhechor; pero
la Palabra de Dios no está encadenada.
10 Por esto todo lo soporto por los elegidos, para que también ellos
alcancen la salvación que está en Cristo Jesús con la gloria eterna.
11 Es cierta esta afirmación: Si hemos muerto con él, también
viviremos con él;
12 si nos mantenemos firmes, también reinaremos con él; si le
negamos, también él nos negará;
13 si somos infieles, él permanece fiel, pues no puede negarse a sí
mismo.
14 Esto has de enseñar; y conjura en presencia de Dios que se eviten
las discusiones de palabras, que no sirven para nada, si no es para perdición
de los que las oyen.
15 Procura cuidadosamente presentarte ante Dios como hombre
probado, como obrero que no tiene por qué avergonzarse, como fiel
distribuidor de la Palabra de la verdad.
16 Evita las palabrerías profanas, pues los que a ellas se dan crecerán
cada vez más en impiedad,